La ansiedad de
ejecución o el miedo a un desempeño del acto sexual inadecuado por poca
duración o dureza en la erección son los generadores de la ansiedad que
provocan la disfunción eréctil no orgánica. Los factores
generadores serían:
-
El temor al fracaso.
-
La obligación de resultados, sobre todo si la pareja o uno mismo son
muy exigentes.
-
El Altruismo excesivo (hay que cuidar de que la pareja quede satisfecha
pero también uno mismo).
-
La autoobservación, la erección es involuntaria, la auto observación la
inhibe).
Las causas de una
disfunción eréctil psicológica se dividen en tres grupos:
1. Factores
inmediatos (ansiedad de ejecución).
2. Acontecimientos
vitales traumáticos.
3. Vulnerabilidad
desarrollada en la infancia o adolescencia.
·
Como factores predisponentes tenemos:
-
Educación moral y religiosa restrictiva.
-
Relaciones entre los padres deterioradas.
-
Inadecuada información sexual.
-
Experiencias sexuales traumáticas durante la infancia.
-
Inseguridad en el roll psicosexual en los primeros años.
-
Trastornos de la personalidad.
-
Modelos paternos inadecuados.
·
Factores precipitantes:
-
Algún fallo esporádico (o "gatillazo").
-
Depresión y ansiedad.
-
Estrés.
-
Momentos especialmente negativos (de cansancio, ansiedad o depresión).
-
Expectativas exageradas sobre los logros y satisfacciones en el sexo.
-
Problemas generales en la relación de pareja.
-
Infidelidad.
-
Disfunción en la pareja con la que se interacciona.
-
Edad (y creer erróneamente que un cambio en las respuestas como
consecuencia de esta suponga una incapacidad).
·
Factores mantenedores:
-
Ansiedad ante la posibilidad de no tener suficiente dureza y
durabilidad en la erección.
-
Anticipación de fallo o fracaso.
-
Sentimientos de culpa.
-
Falta de atracción entre los miembros de la pareja.
-
Escasa confianza y o comunicación entre los miembros de la pareja.
-
Miedo a la intimidad.
-
Baja autoestima en cuanto a la autoimagen.
-
Información sexual inadecuada.
-
Escasez de estímulos eróticos.
-
Miedos o fobias específicas.
-
Escaso tiempo dedicado al galanteo o besos y caricias antes de pasar al
coito.
-
Trastornos mentales.
Hasta la
aparición de los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (IPDE5), la eficacia de la
terapia sexual ha sido superior al resto de las intervenciones (fármacos u
otros abordajes) en el tratamiento de la disfunción eréctil, según los estudios
de diversos autores.
Incluso es así cuando se compara con la administración de algunos fármacos.
Incluso es así cuando se compara con la administración de algunos fármacos.
En el caso
concreto de la disfunción eréctil secundaria, el número de fracasos
terapéuticos es de sólo un 26,2% y, tal como afirma McConhagy, la terapia
sexual es sumamente eficaz, y los fracasos terapéuticos se deben
fundamentalmente a la falta de motivación y abandono de la terapia. En la práctica
diaria se observa frecuentemente que los pacientes abandonan porque no observan
erecciones al comienzo de la terapia.
La intervención
sexológica está conformada por un conjunto de estrategias de carácter
psicoterapéutico que se emplean con los siguientes fines:
-
Tratamiento de la disfunción eréctil de carácter psicógeno.
-
Optimización del tratamiento con fármacos en la disfunción eréctil de
origen orgánico.
-
Rehabilitación de la respuesta sexual en los casos donde el tratamiento
farmacológico no surte efecto.
-
Adaptación y optimización de la respuesta en enfermedades crónicas que imposibilitan
la erección.
Las técnicas más
usualmente empleadas para el tratamiento de la disfunción eréctil son:
-
Modelo de Masters y Jhonson.
-
Modelo de Kaplan.
Lo cierto es que
estos problemas, que bloquean la vida de las personas e inciden en una mala
relación de pareja o en su ruptura, durante años, pueden solucionarse en meses
con una terapia sexual adecuada.